RESPUESTA
Apreciada
Romina: En principio, lo que relató el Almirante Byrd en su "diaio
secreto" fue un acontecimiento real, pero no tenía la trascendencia que
le dio este explorador ni tampoco lo que halló fue una "civilización",
ni menos aún una entrada al interior de la Tierra, sino apenas un
asentamiento extraterrestre de modestos alcances en una hendidura
natural del Polo Sur.
Lamento
si con esta explicación destruyo la ilusión de muchos investigadores
que aún creen que la Tierra es hueca y que en su interior existe una
civilización de seres avanzados y todas esas tonterías.
La
realidad es otra y nada mejor que leer los diálogos que he sostenido
con mi Guía espiritual Ron Hubbard sobre este asunto en la sesión del
9/1/04, porque es muy esclarecedor y demuestra cabalmente como, cuando
no se tiene datos, la imaginación humana llena el vacío con cualquier
cosa, por ejemplo atribuyéndole a Hitler y a su secuaces bases secretas
en la Antártida..
Interlocutor:
Mi primera pregunta está relacionada con el almirante Richard E. Byrd.
Le relato lo que extraje de Internet (www.erks.org), donde en uno de sus
sitios se transcribe lo que supuestamente sería el diario secreto de
este aviador:
Debo
escribir este diario a escondidas y en absoluto secreto. Se refiere a
mi vuelo Ártico del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo en el
que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en la nada y
entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad. Yo no tengo
la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la
luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con
la esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que
el egoísmo y la avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir la
Verdad..
Extensiones
de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con
dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas
configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y
rosadas.
Tanto
la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a
oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos.
Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden.
Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento,
pero no hay indicación de congelamiento.
Transcurrido
29 minutos de vuelo desde el primer avistamiento de los montes, no se
trata de una alucinación. Es una pequeña cadena de montañas que nunca
habíamos visto antes.
Además
de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o
riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún
valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí!
¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes
bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de
navegación todavía giran como enloquecidos..
Altero
la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para
examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy
tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos
otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser algún tipo de
gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡No!!!. ¡Parece ser un mamut!.
¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso
un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata
de un animal semejante al mamut..
Encontramos
otras colinas verdes. El indicador de la temperatura exterior marca
-24º C. Ahora seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo
ahora parecen normales. Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento
contactar el campo base. La radio no funciona..
El
paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de nosotros
avistamos aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!. ¡Es imposible!. El
avión parece ligero y extrañamente flotante. ¡Los controles se niegan a
responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra izquierda hay
aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora
están bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño.
¿Dónde estamos?. ¿Qué ha sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los
mandos. ¡¡¡No responden!!!. Estamos atrapados firmemente por una especie
de invisible cepo de acero.
¡Nuestra radio grazna y llega una voz que habla en ingles con acento que parece decididamente nórdico o alemán!.
El
mensaje es: "Bienvenido a nuestro territorio, almirante. Os haremos
aterrizar exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante,
estáis en buenas manos"
Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están apagados. El aparato está bajo un extraño control y ahora vira sólo.
Recibimos
otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en
breve el avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido
por un enorme, invisible, ascensor.
Algunos
hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son altos y tienen el
pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad destellante, vibrante con los
colores del arco iris. No sé lo que sucederá ahora, pero no veo trazas
de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una voz que me ordena,
llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto.
De
este punto en adelante escribo los acontecimientos que siguen,
volviéndolos a llamar a la memoria. Esto asienta la imaginación y
parecería una locura si no hubiese acaecido verdaderamente.
El
técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos cordialmente. Luego
fuimos embarcados sobre un pequeño medio de transporte semejante a una
plataforma pero sin ruedas. Nos condujo hacia la ciudad destellante con
extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la ciudad parecía hecha
de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un estilo que
nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de
Frank Lloyd Wright, o quizás más precisamente de una escena de Buck
Regers!.
Nos
ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había
saboreado. Era deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros
sorprendentes anfitriones vinieron a nuestro alojamiento, invitándome a
seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje a mi técnico-radio y
caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un ascensor.
Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se
deslizó hacia arriba silenciosamente. Proseguimos luego por un largo
corredor iluminado por una luz rosa que parecía emanar de las mismas
paredes. Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una gran puerta.
Encima de ésta había una inscripción que yo no estaba en grado de leer.
La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar.
Uno de los anfitriones dijo: "No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el Maestro".
Entré
y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración que
parecía llenar completamente la estancia. Entonces comencé a ver aquello
que me rodeaba. Lo que se mostró a mis ojos era la vista más
sorprendente de toda mi vida.
En
efecto, era demasiado magnífica para poder ser descripta. Era
deliciosa. No creo que existan términos humanos capaces de describirla,
en cada detalle, con justicia.
Mis
pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y
melodiosa: "Le doy la bienvenida a nuestro territorio, Almirante".
Vi
un hombre de facciones delicadas y con las señales de la edad sobre su
rostro. Estaba sentado en una mesa grande. Me invitó a sentarme en una
de las sillas. Después de sentarme, unió la punta de sus dedos y sonrió.
Habló de nuevo dulcemente y dijo cuanto sigue: "Lo hemos dejado entrar
aquí porque usted es de carácter noble y bien conocido en el mundo de
superficie, Almirante".
¡Mundo de superficie! ¡Casi quedé sin aliento!.
"Si
-recalcó el Maestro con una sonrisa-, usted se encuentra en el
territorio de los Arianos, el Mundo sumergido de la Tierra. No
retardaremos mucho su misión y seréis acompañados de vuelta sobre la
superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le diré el
motivo de su convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente
inmediatamente después de la explosión de la primera bomba atómica por
parte de vuestra raza sobre Hiroshima y Nagashaki, en Japón. Fue en
aquel momento inquietante cuando expedimos sobre vuestro mundo de
superficie nuestros medios voladores: los Flugelrads , para
investigar sobre aquello que vuestra raza había hecho. Ésta es,
obviamente, historia pasada, Almirante, pero permítame seguir. Vea,
nosotros nunca, antes de ahora, habíamos interferido en las guerras y en
la barbarie de vuestra raza, pero ahora debemos hacerlo en cuanto
vosotros habéis aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica,
que no es, de hecho, para el hombre. Nuestros emisarios ya han entregado
mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin embargo estas no los
atienden. Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que nuestro
mundo existe. Vea, nuestra cultura y nuestra ciencia están miles de años
por delante de las vuestras, Almirante".
Lo
interrumpí: "¿Pero todo esto que tiene que ver conmigo, Señor?". Los
ojos del Maestro parecían penetrar de forma profunda en mi mente y
después de haberme estudiado un momento, contestó: "Vuestra raza ha
alcanzado el punto de no retorno, porque hay algunos, entre vosotros,
que destruirían todo vuestro mundo antes que renunciar al poder, así
como lo conocen.".
Asentí
y el Maestro continuó: "Desde 1945 en adelante, hemos intentado entrar
en contacto con vuestra raza pero nuestros esfuerzos han sido acogidos
con hostilidad: se hizo fuego contra nuestros Flugelrads . Si,
hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por vuestros aviones de
combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran tempestad en el
horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá
durante varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá
seguridad en vuestra ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra
cultura haya sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas
en el caos. La reciente guerra ha sido solamente un preludio a cuanto
todavía debe advenir a vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más
claramente a cada hora... ¿Cree que me equivoco?."
-"No -contesté-, ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron los años oscuros y duraron 500 años".
"¡Si,
hijo mío -replicó el Maestro-, los años oscuros que llegarán ahora para
vuestra raza, cubrirán la Tierra con un paño mortuorio, pero creo que
alguno, entre vosotros, sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé!.
Nosotros vemos en un futuro lejano emerger de nuevo, de las ruinas de
vuestra raza, un mundo nuevo en busca de sus legendarios tesoros
perdidos y estos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder.
Cuando llegará el momento apareceremos para ayudar a vivir vuestra
cultura y vuestra raza. Quizás para entonces habréis aprendido la
futilidad de la guerra y de su lucha... y después de aquel momento una
parte de vuestra cultura y ciencia os serán restituidas para que vuestra
raza pueda recomenzar. Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de
Superficie con este mensaje.".
Con
estas palabras decisivas, nuestro encuentro parecía llegar a término.
Por un momento me pareció vivir un sueño... y, sin embargo sabía que
aquella era la realidad y por alguna extraña razón me incline levemente,
no sé si por respeto o humildad. De improviso me di cuenta de que los
dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido aquí, estaban de
nuevo a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos.
Me
giré una vez más antes de salir y miré al Maestro. Una dulce sonrisa
estaba impresa en su anciano y delicado rostro. "Adiós, hijo mío", me
dijo e hizo un gesto suave con su grácil mano, un gesto de paz y nuestro
encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos rápidamente de la
estancia del Maestro por la gran puerta y entramos otra vez en el
ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos movimos
inmediatamente hacía lo alto.
Uno
de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora debemos apresurarnos,
Almirante, en cuanto el Maestro no desea retardar más vuestro programa
previsto y debéis volver a vuestra raza con su mensaje".
No
dije nada, todo esto era casi inconcebible y, una vez más mis
pensamientos se interrumpieron apenas nos paramos. Entré en la estancia y
estuve de nuevo con mi técnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre
su rostro. Acercándome dije: "Todo esta bien, Howie, todo esta bien".
Los
dos seres nos señalaron el medio en espera, salimos y pronto alcanzamos
nuestro avión. Los motores estaban al mínimo y nos embarcamos
inmediatamente. La atmósfera, ahora, estaba cargada de un cierto aire de
urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el avión fue inmediatamente
transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que alcanzamos
los 2.700 pies. Dos de los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a
una cierta distancia, haciéndonos planear a lo largo de la vía del
retorno. Debo remarcar que el indicador de velocidad no indicaba nada,
sin embargo nos estábamos moviendo muy rápidamente.
Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!!
Miramos
por un instante los Flügelrads, hasta que desaparecieron en el cielo
azul pálido. El avión pareció, de improviso, capturado, por una
corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No hablamos
durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios
pensamientos.
Sobrevolamos
nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo
base. Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones
normales... normales. Del campo base expresan alivio por haber
establecido nuevamente el contacto.
Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.
11
de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el
Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del
Maestro. Todo ha sido debidamente registrado. El Presidente ha sido
puesto al corriente. Me retienen algunas horas (exactamente 6 horas y 39
minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top Security Forces y
por un equipo médico. ¡Es un tormento!. Me ponen bajo estrecho control
de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me
recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las
ordenes.
Última
anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos
desde el 1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última
anotación en este singular diario. Concluyendo, debo afirmar que,
debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó,
durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de
integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto
no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará.
Ésta
es la única esperanza para el género humano. ¡He visto la verdad y ésta
ha revigorizado mi espíritu donándome la libertad!. He hecho mi deber
con relación al monstruoso complejo industrial militar. Ahora la larga
noche comienza a aproximarse, pero habrá un epílogo. Como la larga noche
del Antártico termina, así el sol brillante de la verdad surgirá de
nuevo y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz...
Porque yo he visto "Aquella Tierra más allá del Polo, aquel Centro del Gran Desconocido".
Interlocutor:
Hasta aquí llega lo que pude encontrar en Internet del diario secreto
del Almirante Byrd. ¿Es real lo que dice este diario o es pura fantasía?
Ron Hubbard: Lo que cuenta Byrd en su diario es absolutamente real.
Interlocutor: ¿Cuál fue la razón de que el almirante hiciera este viaje?
Ron Hubbard: Fue enviado por el gobierno norteamericano de aquella época porque creía que en los Polos había bases nazis.
Interlocutor: ¿Había algo de cierto en esto?
Ron Hubbard: No, para nada.
Interlocutor:
Se ha hablado mucho de que la tripulación que llevaba, que estaba
compuesta por muchos hombres, murieron sin que estén claros los motivos.
¿Hubo alguna batalla o algo parecido?
Ron
Hubbard: La mayoría de las muertes fueron por las heladas. La
expedición se hizo en una época en que hacía hasta 35º bajo cero, con
una sensación térmica de 40º bajo cero. Otros murieron en accidentes.
Interlocutor: ¿Entonces no hubo ninguna batalla?
Ron Hubbard: No, esas son especulaciones erróneas.
Interlocutor: ¿Cómo encontró Byrd ese lugar?
Ron
Hubbard: Byrd salió en su avión junto con su radio operador a explorar
los alrededores, y entonces ocurrió lo que él dice en su diario.
Interlocutor: ¿En esa exploración fue que encontraron entonces el valle?
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿Ese valle estaba dentro de los Polos?
Ron
Hubbard: Hay una zona neutra que está a unos 50 Km. del Polo, donde hay
una especie de campo magnético muy particular que no permite las bajas
temperaturas.
Interlocutor: ¿Estamos hablando de un campo magnético natural?
Ron Hubbard: Así es. Hay un autor, Edgar Rice Bourroghs.
Interlocutor: Lo conozco. Cuando era chico leí todas las historias de Tarzán, el hombre mono, que este autor escribió.
Ron
Hubbard: Además de la de Tarzán, Bourroghs escribió una novela sobre un
supuesto centro de la Tierra llamado Pellucidar, donde hay un sol
interno. Esto no es más que una fantasía, a punto tal que sabemos cómo
está compuesta la Tierra.
Interlocutor: Sí, ya tenemos el dato de que en el centro de la Tierra hay hierro fundido.
Ron Hubbard: Exacto.
Interlocutor: ¿El Polo Norte también tiene la misma singularidad magnética que el Polo Sur?
Ron Hubbard: Si, en la zona de Groenlandia, casi llegando al Polo Norte.
Interlocutor: Entiendo. ¿Cuánto penetró Byrd en la Tierra por el Polo? ¿Un kilómetro, diez kilómetros, mil.?
Ron Hubbard: No hubo ninguna penetración.
Interlocutor: No entiendo.
Ron Hubbard: No es una penetración dentro de la Tierra. Simplemente hay como hendiduras en las montañas donde hay valles.
Interlocutor: ¿Esas hendiduras son naturales?
Ron
Hubbard: Sí, son naturales, y lo que puede encontrarse dentro de ellas
está preservado por ese campo magnético del que te hablé. Este campo
magnético impide que la rigidez del clima exterior penetre en el valle.
Interlocutor: ¿El lugar podría ser detectado por los satélites actuales?
Ron Hubbard: No, porque por encima hay nubes.
Interlocutor:
¿Qué extensión tiene esa hendidura o ese valle? ¿Estamos hablando de
una inmensa extensión? Lo pregunto porque Byrd en su diario dice que vio
toda una ciudad.
Ron
Hubbard: Es una ciudad que si yo la tuviera que comparar lo haría con
las de Cuzco en Perú, con las viejas ciudades de México, incrustadas
entre los árboles. Cuando digo "incrustadas" me refiero a que está
erigida en medio de la selva.
Interlocutor: Veo que usted está pintando esta ciudad que Byrd vio maravillado como algo muy modesto.
Ron
Hubbard: Sí, por supuesto, no hablemos de "Megápolis" tipo Siglo XXI.
Estamos hablando de ciudades antiguas, similares a la de los Mayas, los
Aztecas o los Incas.
Interlocutor: ¡Pero Byrd hablaba de ciudad con reflejos como de cristales!
Ron
Hubbard: Eso no fue más que una fantasía engrámica de él porque las
lajas brillaban de tal manera, reflejadas por la luz del sol, que
parecían de cristal.
Interlocutor: ¿Quiénes eran estos seres que estaban allí?
Ron
Hubbard: Eran obviamente extraterrestres. En ese lugar sucedió lo mismo
que con los Mayas, los Aztecas, los Incas y todos los pueblos
precolombinos, es decir, que sus construcciones no fueron diagramados
por los nativos sino por los extraterrestres. Y lo mismo sus señales,
que podían verse desde kilómetros de distancia.
Interlocutor: ¿También había este tipo de señales en los valles del Polo Norte y del Polo Sur?
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: ¿La misma raza extraterrestre que habita en el valle del Polo Sur es la que habita en el valle del Polo Norte?
Ron Hubbard: Si, se trata de la misma raza.
Interlocutor: ¿Cuál era la misión de estos extraterrestres en los Polos?
Ron
Hubbard: Los fines son científicos, especialmente estudiar a las
distintas razas. Se asentaron en ese lugar porque al ser prácticamente
inaccesible los protegen de eventuales invasores.
Interlocutor: ¿De dónde provienen?
Ron Hubbard: De un planeta llamado Espiga, Espiga 5.
Interlocutor:
Recuerdo en este momento que hay extraterrestres en nuestro planeta de
Espiga 4. Me refiero a los que practican abducciones denominadas
"Experiencias de visitantes de dormitorio". ¿Hay alguna relación?
Ron
Hubbard: No, ninguna, pues son planetas distintos. Recuerda que dentro
de un mismo sistema pueden habitar en los numerosos planetas razas con
diferentes morfologías, con distintas maneras de pensar, que no tienen
ningún punto en común.
Interlocutor: Entiendo. ¿Cuántos años hace que estos extraterrestres habitan en los Polos?
Ron Hubbard: Entre 400 y 500 años.
Interlocutor: ¿En la actualidad siguen estado allí?
Ron Hubbard: Si, sigue habiendo asentamientos, pero muy pequeños.
Interlocutor: ¿Cuántos extraterrestres puede haber en cada Polo?
Ron Hubbard: Alrededor de 500. 1000 en total.
Interlocutor: ¿De qué espacio estamos hablando?
Ron
Hubbard: Estamos hablando de un espacio, en el Polo Sur, que
geográficamente es muy pequeño: 2 Km. por 3 Km. En el Polo Norte es
menor aún
Interlocutor: ¡Ah, pero entonces estamos hablando de algo muy pequeño!
Ron Hubbard: No, no es tan pequeño. Si hablamos de lo que ustedes llaman "cuadras" serían 20 cuadras por 30 cuadras.
Interlocutor: Tiene razón, el espacio no es tan pequeño. ¿Hay más hendiduras, o son esas dos solamente?
Ron Hubbard: Son estas dos solamente.
Interlocutor: ¿Es real lo que dice Byrd en su diario sobre animales parecidos al elefante o al mamut?
Ron Hubbard: Sí, es real, vio ese tipo de animales, mal llamados "prehistóricos".
Interlocutor: ¿Estos animales los trajeron los extraterrestres?
Ron Hubbard: No, son animales terrestres que simplemente no se extinguieron.
Interlocutor: ¿Y cómo llegaron hasta ese lugar tan lejano?
Ron Hubbard: Simplemente estaban.
Interlocutor: ¿Los crearon los elohim entonces y los pusieron en ese lugar?
Ron Hubbard: Por supuesto.
Interlocutor: Supongo que el gobierno norteamericano de esa época sabía del diario de Byrd y de lo que él relató.
Ron Hubbard: Sí, sabía, pero lo desestimaron totalmente. A Byrd lo tomaron como un mitómano.
Interlocutor: ¿Es cierto lo que él cuenta de que lo hicieron descender con su avión con los motores apagados?
Ron Hubbard: Así es.
Interlocutor: Aunque Byrd no lo dice claramente, supongo que los vehículos que lo acompañaron - Flugelrad- eran naves espaciales.
Ron Hubbard: Sí, por supuesto.
Interlocutor: ¿A los animales que vio Byrd cómo le podemos llamar? ¿Mamut?
Ron Hubbard: No, porque es una tercera raza. Hay mamut, mastodonte y esta tercera raza.
Interlocutor: ¿Estos extraterrestres son como dice Byrd, altos y rubios?
Ron Hubbard: Así es, y algunos pueden llegar casi a los dos metros.
Interlocutor: ¿El mensaje que les dieron estos extraterrestres también es real?
Ron Hubbard: Sí, también es real.
Interlocutor:
Para ir terminando con este tema, ¿es similar la ubicación geográfica
de estas hendiduras en el Polo Norte y en el Polo Sur?
Ron
Hubbard: No, no es la misma, porque en el Polo Sur llega cerca del
Polo, y en la parte Norte está un poco más alejada, porque en el Polo
Norte no hay Tierra, ya que se encuentra en una superficie marina,
totalmente cubierta de hielo. Esta hendidura estaría ubicada en la punta
Norte de Groenlandia.
Interlocutor: Me parece un poco extraño que los norteamericanos no hayan hecho nuevas expediciones.
Ron Hubbard: La razón es la que te dije: desestimaron el tema considerándolo simplemente un invento de Byrd.
Interlocutor: ¿De dónde pudo sacar Edgar Rice Burroghs la idea de Pellucidar?
Ron Hubbard: De gente que exploró esa zona.
Interlocutor: ¿Estamos hablando de gente que llegó hasta la hendidura en el Polo Norte?
Ron Hubbard: Así es, y fueron varios los que llegaron y relataron su experiencia.
Interlocutor: ¿En el Polo Sur también?
Ron
Hubbard: Lo imposibilita la temperatura. Fíjate que en el Polo Norte la
temperatura puede alcanzar los -20ºC, pero en el Polo Sur puede llegar
hasta los -40ºC. Y 20 grados hacia abajo es mucho.
Interlocutor: ¿Si los norteamericanos decidieran encontrar estas hendiduras, podrían?
Ron Hubbard: Con la tecnología que hay ahora podrían hacerlo fácilmente.
Interlocutor:
¿En concreto, entonces, la única razón porque no lo han hecho es porque
creen que en los Polos solamente hay hielo?
Ron
Hubbard: Así es. Desestiman totalmente que pueda haber otra cosa.
Aparte, todas las bases que hay, como la Argentina, no están muy cerca
del Polo, y no salen de sus cubículos, donde están protegidos del frío
por estufas térmicas.
Interlocutor:
Simplemente para que no quede ninguna duda: ¿Hitler nunca estuvo allí
ni ningún jerarca nazi ni nadie de la Alemania Nazi?
Ron Hubbard: Descártalo por completo. Son solamente mitos.
Interlocutor: ¿En estas hendiduras hay terrestres?
Ron Hubbard: En estos momentos, no. Pero los hubo. Me refiero a que hubo una pequeña raza como los Mayas, los Aztecas.
Interlocutor: ¿Estos terrestres fueron abducidos y llevados allí?
Ron Hubbard: No, estaban allí. Era una raza oriunda de ese lugar.
Interlocutor: ¿Usted me está queriendo decir que fueron creados por los elohim en ese lugar?
Ron Hubbard: Por supuesto. Toda raza ha sido creada por los elohim.
Interlocutor: ¿Queda algo por decir sobre este tema?
Ron Hubbard: No, con lo dicho es suficiente.
Bueno, hasta aquí llegan los diálogos, que creo que no dejan dudas sobre este asunto tan manoseado.
Bienvenida al Club. Un fuerte abrazo.
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.
.
NOTA: El Almirante Byrd no viajó al centro de la tierra en 1946, pero si
comandó una ofensiva contra una base militar secreta nazi en la
Antártica. Lo que descubrió lo volvió loco. Dicen que de alli, el origen de dicho "Diario Secreto"